El Hombre Nuevo

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Tu gesto

Una palabra basta
un reclamo, una mirada retadora
una soberbia como un saco de piedras…

Una palabra basta
para caer cargado sobre la tierra
muerto y condenado al abismo infernal de la tristeza…

Pero tu gesto, tu gesto leve pero decidido
me hace despertar de la sombría nostalgia en la que estoy inmerso
tu gesto me levanta del abismo infernal y me eleva a lo divino…

Tu gesto es amor, la palabra no existe.

Anahí, El sacrificio

     Sonidos de cantos ancestrales recorren el bosque, las aves, levantan al cielo en un vuelo anunciador, ellas, conocen el motivo de la celebración. En el Templo de Tel’Aktar danzan las sacerdotisas al compas de aquel canto sagrado… Es el día del sacrificio… Una joven, bautizada por los hombres como Anahí, esta por ser ofrecida al dios Guardián. El fuego de las antorchas del templo se alza e ilumina el lugar; un olor a tierra bañada en sangre presagia la muerte y la reencarnación. En el centro del templo se encuentra un pedestal de brillante oro empuñado en piedras preciosas, y en él, un puñal gravado en lenguas rúnicas, tan antiguas que parecen remontarse al nacimiento mismo de la tierra madre.

Más al fondo del templo, se deja ver un altar, y una joven virginal se encuentra tendida en él, en su rostro refleja a plenitud la entrega; sus ojos reflejan calma y sus labios una sonrisa que se escabulle como habiendo estado prisionera. Un anciano sacerdote vestido con un largo manto con hilos del color del fuego, empuña aquel antiguo puñal en ambas manos, los cantos acelerando el ritmo señalan el momento que se ha de consumar el sacrificio; alzado en lo alto el puñal, las runas parecen cobrar vida mostrando un tenue brillo, el anciano que le sostiene, pronuncia las siguientes palabras: «Los astros claman a gritos tu nombre, oh Anahí, nacida entre los mortales; bendita eres, bendito este lugar y bendita la hora que has de ser libre, que tu vientre sagrado guarde la semilla de nuestro amado señor…», dichas estas palabras los cantos se detuvieron, solo se pudo escuchar el suspiro de una virgen, y una daga clavada en un corazón…

Princesa Luna

     Entro ella a la habitación, llenando de luz y divinidad un cuarto rodeado de sombras, acercándose poco a poco sin querer me hacia preso, rodeado de su alma y aplastado por ella. No sabía porque estaba allí, solo sé que encantaba su presencia. Sin poder hablar ni moverme, solo podía observar cuidadosamente su silueta mientras lentamente caía sobre mi cama; por un momento el tiempo se detuvo y detalle poco a poco cada milímetro de su ser… sus rosados labios y su oscuro cabello… sus negros ojos y su delgado cuello… su pecho que subía y bajaba a un suave ritmo que acompañaba a su respiración… y mientras admiraba en silencio tanta perfección, escuche una tierna y musical voz, que acariciando sus labios decía suavemente: «Despiértame cuando llegue el amanecer…»

La esclavitud de la mujer en la sociedad Burguesa

En estos días he estado reflexionando un poco sobre el papel (dramático) que juega la mujer en la actual sociedad burguesa; y digo dramático porque cuando uno deja de lado todas esas ideas sembradas en nuestra corteza cerebral por el contenido idiotizador de los medios al que llaman “entretenimiento” (programas de televisión, cine, revistas, etc), logra darse cuenta entre muchas otras cosas, que la mujer es esclava (doblemente esclava si además es asalariada), y además, que vive convencida de que solo a través de esa “esclavitud”, podrá encontrar la felicidad.

Desde que la mujer sale del vientre de la madre (que también es mujer), ya se le prepara para que viva plena y felizmente su esclavitud, para que la abrace como una ley natural, como un destino escrito en los astros; desde su niñez hasta su adolescencia: muñecas, planchitas, cocinitas, cosméticos, historias sobre príncipes azules y los típicos “vivieron felices por siempre”, mini-series, magazines, telenovelas…  la importancia de la apariencia y como se relaciona eso con encontrar el hombre que le traerá la felicidad; su “media naranja”, porque después de todo, no estará completa hasta haber conseguido aquel hombre que la complementa, al que deberá servirle y el que le proveerá de todas las cosas necesarias para ser feliz.

Cuando llega la adultez la mujer es prisionera de sí misma, de sus ideas, o mejor dicho, las ideas que fueron inyectadas en su sistema como un virus que la consume; su belleza solo es vista o percibida bajo los estándares de belleza del “libre mercado” y los medios de idiotización masivos. Nunca antes fue para las mujeres un problema el tamaño de sus senos o si su cintura es lo suficientemente angosta, nunca se había considerado un impedimento para poder vivir plenamente, amar y procrear; no es instinto natural del ser humano el preocuparse por la celulitis o por las arrugas, arrugas que en algún tiempo atrás fueron señal de sabiduría, merecedoras de respeto.

Estos estándares de belleza, que fueron creados y que son promocionados por todos los medios sin descanso en un bombardeo constante y sin tregua, intentan convencernos (lográndolo muchas veces, desafortunadamente) que el valor de la mujer se encuentra en su apariencia, y en el interés que tiene ésta en mantenerla; esto afecta tanto a hombres como a mujeres, pero el caso es que son las mujeres las victimas principales de esta realidad, porque, o lucen como la chica del anuncio, la actriz o modelo de figura estilizada, o su destino será quedarse sola sin poder cumplir el objetivo (encontrar el hombre, la media naranja) que te llevara a la felicidad.

Aquellos que queremos un cambio profundo de la sociedad, no solo un cambio del sistema económico, ya que después de todo el cambio en las relaciones económicas y de trabajo no es más que un medio, un requisito indispensable para cambiar las relaciones entre las personas, debemos tomar conciencia de nuestra realidad, de liberarnos de todo aquello que nos ata a esta sociedad de “necesitar lo que no es necesario”, de mantener costumbres, ideas que fueron metidas en nuestro sistema y que hemos aceptado con el tiempo, sin atrevernos siquiera a cuestionar su veracidad.

Debemos transformar nuestra forma de pensar, echar abajo nuestros antiguos valores y crear nuevos; la belleza de las personas no se encuentra en algo tan superficial como la apariencia, una persona no puede llenar los espacios vacíos de otra, solo uno mismo a través de la búsqueda transformadora de la verdad puede llenar esos espacios, si la revolución social no está vinculada y no va de la mano con la emancipación de la mujer, no puede llamarse revolución ni puede haber una verdadera transformación.

Los medios de comunicación masivos y la manipulación de las masas.

¿Que entendemos realmente por medios de comunicación masivos?, ¿Qué función tienen dentro de nuestra sociedad?, son unas de las muchas preguntas que debemos contestar, si es que realmente esperamos abrir espacio para nuevas ideas transformadoras, que abran la mente de las personas y despierten en ellas un pensamiento crítico, que sea capaz de resistir y rechazar cualquier tipo de manipulación y dominación por parte de quienes engañan para conseguir algo a su favor.

Uno de los aspectos fundamentales sobre los medios de comunicación, es que su función principal NO ES informar a las personas, sino el moldear su manera de pensar. Esto no es dejado a la suerte, se valen de muchas herramientas para lograr su cometido, existen estudios científicos que investigan la susceptibilidad del pensamiento a diferentes formas de presentar imágenes, sonidos y palabras de manera que puedan influir en la persona, y estas formas están siendo utilizadas una y otra vez por los diferentes medios audiovisuales y escritos, con la intención de moldear la forma de pensar y la manera en que las personas interpretan la realidad.

Este sometimiento del que es víctima la sociedad se lleva a cabo diariamente, cada vez que una persona lee la prensa, enciende la radio o la televisión, allí empieza el proceso de absorción de ideas, ideas que no son suyas sino de aquellos que tienen el poder económico y/o político dentro de esa sociedad; ideas que incluso pueden ser ajenas a sus intereses personales, pero las absorbe, porque los medios son la única ventana a través de la cual esa persona observa e interpreta la realidad.

A través del cine se estimulan los sentidos presentando «realidades» que nunca ocurrieron, se manipulan los hechos y se sacan del contexto histórico, social o político, manipulando la realidad, con el fin de establecer valores e ideas acordes a la sociedad que se desea establecer o mantener; por ejemplo, existen gobiernos que invierten grandes sumas de dinero en el cine para promover una imagen positiva de su política, mostrándolos como grandes defensores de los derechos civiles, de la paz y la libertad. Así también sucede con organizaciones religiosas que invierten grandes sumas de dinero para, a través del cine, estimular la fe y establecer los valores religiosos que promueven éstas organizaciones.

Decía Lenin que «Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.», los medios de comunicación son medios de manipulación, y si no tenemos en cuenta los intereses detrás de quienes nos presentan la información, la visión de esa realidad distorsionada, seremos victimas de su engaño y confusión. De ser así, seremos tontos útiles sosteniendo las bases de una sociedad que no puede sostenerse por si misma.